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El lenguaje de la piel de Lucian Freud

Una figura humana tumbada en un sofá. Un cuerpo humano que el artista pinta y lleva a la máxima expresión de significados y sentidos, como un pellizco o herida para al espectador. Lucian Freud (1922 - 2011) es uno de los más importantes artistas figurativos del arte contemporáneo. Pero no todo fue un camino de rosas para alcanzar su madurez artística y profesional. Freud nace en Alemania, en un Berlín de postguerra, un 8 de Diciembre en la década de los años veinte. #lucianfreud

 

Retrato de Lucian Freud. Ilustración por Manuel De La Fuente / manuelsart.com


El inicial periodo de la vida de Lucian Freud lleva al artista a vivir una infancia convulsa en una Alemania que con la llegada de Hitler al poder en 1933 lleva a la familia de Freud a emigrar a Londres, en Reino Unido, ante la incipiente corriente antisemita que dominaba su país de origen. Su padre, Ernst Ludwig Freud, era arquitecto y su abuelo, el creador del psicoanálisis, Sigmund Freud. Una familia burguesa acomodada y que practicaba un laicismo militante. Con tan solo 11 años comienza sus estudios en la escuela e internado de Dartington Hall School en Totnes, Devon, de gran prestigio en disciplinas de las artes que hacen que se encamine en su vocación artística, que refuerza su paso por la Bryanston School, una escuela liberal, independiente y mixta, también especializada en artes.


“No es importante copiar apropiadamente al modelo. La pintura es todo lo que se siente sobre ella, todo lo que se piensa sobre ella, todo lo que se pone en ella cuando se la pinta. ” — Lucian Freud

Esta educación y las circunstancias vividas por Freud de forma hipotética, le pudieron llevar en un primer momento a un interés por el surrealismo en sus trabajos, quizás para huir de la realidad: el peso de su apellido, aclimatarse a otro país, la relación distante con su padre y su fallecimiento, el luto y dolor de su madre que la sumen en la oscuridad. Este trágico hecho golpea a Freud que pintó a su madre de manera compulsiva a diario hasta su fallecimiento en 1989. En palabras del pintor: “Si mi padre no hubiera muerto, yo nunca la habría pintado. Empecé a utilizarla como modelo porque ella había perdido interés por mí… Casi no se daba cuenta, pero yo tuve que superar toda una vida rehuyendo… me sentía amenazado [por ella]. Y le gustaba perdonarme, me perdonaba por cosas que ni siquiera había hecho. Yo era su hijo preferido. Mi madre me contó que la primera palabra que dije fue alleine, que significa solo. Dejadme solo”, afirmaba Freud.


“Benefits Supervisor Sleeping”. Pintura de Lucian Freud, 1995. © The Lucian Freud Archive / Bridgeman Images.


Hasta los 17 años no obtuvo la nacionalidad inglesa. En esta época comienza y completa sus estudios de arte, durante un breve periodo de tiempo en la Central School of Art de Londres, a la cual accedió con una escultura de un caballo en arenisca. Posteriormente Freud logra un mayor éxito entre los docentes y compañeros cuando entra en la Escuela de Dibujo y Pintura Cedric Morris´s East Anglian, en Dedham.


Las primeras obras de Lucian Freud tenían implícitas una narración, y estaban muy inspiradas en pintores como Lovis Corinth y en la Nueva Objetividad alemana, Neue Sachlichkeit, por ejemplo con Otto Dix, George Grosz o Oscar Kokoschka y se notan influencias que se remontan hasta Alberto Durero. Poco a poco se fue adentrando en el surrealismo, pero su obra mantuvo como constante una fuerte inspiración en su propia experiencia. En palabras del propio Freud donde declara esta fuerte inclinación: “Mi obra es totalmente autobiográfica. Es sobre mi persona y lo que me rodea”, afirmaba. Sus pinturas y especialmente sus retratos forman una crónica de sus relaciones y vida social con amigos, amantes, y familia.


“Reflection (Self-portrait)”. Pintura de Lucian Freud, 1985. © The Lucian Freud Archive / Bridgeman Images.


Inicios decisivos


El momento más importante y decisivo para su carrera fue al principio de la misma al entablar amistad con el pintor expresionista figurativo Francis Bacon. Su carrera y vida se verían influenciadas por el pintor inglés, uno de los grandes de la pintura británica contemporánea. En palabras de Freud, Bacon le enseñó “…cómo sobrevolar por la vida…cortejar el riesgo…tentar a los accidentes y saltarse las normas”, actitud de la que Lucian Freud hace gala a través de su vida audaz, arriesgada y despreciando normas sociales y compromisos, algo incompatible con mantener relaciones duraderas con sus parejas, lo que finalmente le lleva al dolor, el desgarro y las ausencias.


"Pinto gente, no por lo que quisieran ser, sino por lo que son. ” — Lucian Freud

Una trágica pero interesante historia de vida para el genio de Freud. Perdía lo que ganaba con sus cuadros en las apuestas, se relacionaba con estafadores, mantuvo crueles relaciones amorosas, acumuló deudas, accidentes y multas por alta velocidad. Cuando sus cuadros alcanzaron cifras millonarias dejó de jugar porque según sus palabras: “se perdía la posibilidad de perder.” Todo esto se reflejaba en su obras, el conocer el lado oscuro del ser humano le ayudó a exponer en sus pinturas la crudeza y los sentimientos unidos a las personas.

“Girl with a White Dog”. Pintura de Lucian Freud, 1950 - 1951. © The Lucian Freud Archive / Bridgeman Images.



La ejecución perfecta


La técnica pictórica que desarrolló es imperecedera. Freud logró trabajar la materia y el color como los grandes maestros del pasado. Profundizando en su trabajo, abarcamos un numeroso y prolífico portafolio de 500 obras a lo largo de toda su vida, entre las cuales podemos estudiar retratos, naturalezas muertas, paisajes urbanos; todas con un denominador común: la capacidad del autor de analizar su tiempo desde la veracidad. Describen el siglo veinte con la profundidad necesaria para que tanto las obras como el artista perduren en el tiempo, lo que hace de Lucian Freud una figura clave para entender el siglo pasado.


El pintor Antonio López García nos brinda un comentario sobre Freud, desde la entrevista concedida a la revista: “es un buen artista, hace falta saber para entenderlo y disfrutarlo. Si no sabes, te parece muy brutal, muy basto; una obra sucia o mala”, afirma López. “Él disfrutó y vivió de la pintura muy bien. Un pintor admirado y respetado en vida. Desde muy pronto. Porque estaba en una sociedad muy preparada, la inglesa y la alemana. Era un hombre muy inteligente que manejo muy bien todo”, concluye el pintor de Tomelloso.


“Night Portrait”. Pintura de Lucian Freud, 1985. © The Lucian Freud Archive / Bridgeman Images.


Freud era extremadamente lento con el pincel, en realizar sus obras, y disciplinadamente pintaba a diario. En contraposición de su forma de afrontar la vida, con riesgo y velocidad. En una búsqueda constante de problemas, como aprendizaje de las vicisitudes del ser humano. Porque en la pintura de Freud encontramos algo que va más allá de lo visible. Freud en este aspecto dice: “No es importante copiar apropiadamente al modelo. La pintura es todo lo que se siente sobre ella, todo lo que se piensa sobre ella, todo lo que se pone en ella cuando se la pinta.” Lucian Freud quiere mostrar la naturaleza interior, lo salvaje de lo humano, para hacer caer las “fachadas protectoras”, como él mismo las nombra. Todo para poder sacar y plasmar en su obras ese lado secreto que ni siquiera ellas misma conocen. Freud en sus memorias: “Pinto gente, no por lo que quisieran ser, sino por lo que son”, afirmaba.


“Portrait on a White Cover”. Pintura de Lucian Freud, 2003. © The Lucian Freud Archive / Bridgeman Images.


La pintura hecha carne


Gracias a su amistad con Bacon, Freud comienza su camino para descubrir la “veracidad de la carne” como él mismo la nombra. Un búsqueda constante que se refleja incluso en la materia y los materiales que usa para pintar. Es un pigmento granular, que se llama “blanco de cremnitz”, mucho más denso y pesado que un óleo común. Francis Bacon logra sumergirse en la materia pictórica con total libertad de las directrices canónicas del dibujo.

Por eso su obra y vida se llenan de pinceladas rudas y angulosas, sin suponer una pérdida de su gusto por el detalle y el hacer pausado de las obras. Las pinturas de Freud se hacen íntimas, crudas, austeras, desgarradoras y realistas. Los cuerpos flácidos de los modelos que pinta despiertan al espectador, persuaden y perturban, con la fuerza autobiográfica del pintor. Desnudos sin intención sexual. El propio Freud no se autorretrató totalmente desnudo hasta tener más de 70 años.


“Mi obra es totalmente autobiográfica. Es sobre mi persona y lo que me rodea.” — Lucian Freud.

La Escuela de Londres integrada por el propio Freud, Auerbach y Bacon, supuso la culminación de la pintura figurativa británica. En un momento en el que la pintura figurativa parecía morir, su apuesta fue por la figuración, por reflejar al ser humano y sus circunstancias. Su verdad por delante de las modas de su tiempo. No sigue el canon tradicional, quiere actualizarlo al mostrar la figura humana en sus obras de una forma directa, sin tapujos, siendo inquietante y mostrando desprotegido al ser humano.


Se detiene en la carne, como una naturaleza muerta, en su pliegues, deformes y con un tamiz de crueldad. Incluso los espacios son decrépitos, los objetos y las habitaciones son oscuras. Nos muestra la desnudez del ser humano, la soledad y la decadencia contemporánea.


“Two Womens”. Pintura de Lucian Freud, 1992. © The Lucian Freud Archive / Bridgeman Images.


La luz se hace muy presente y de relevante importancia en la obra plástica de Freud. A partir de esta el observador descubre la intención del artista por que sus obras sean miradas con detalle, que se lean. Mirar más allá del lienzo, revelar la abstracción, el simbolismo y la metáfora que guarda la desnudez de los protagonistas. El silencio de los cuerpos desnudos son la solidez de su discurso. Los trazos en cada capa de piel son una historia que se narra con su propio lenguaje pictórico y así provocan enfrentar al observador a reconocerse. Los desnudos humanos son el vehículo para mostrar los sentimientos y revelar la obra de Freud como un espejo en donde esos cuerpos ajenos son un reflejo de nuestra propia esencia.

El lienzo se hace piel como un mapa emocional del ser humano. El cuerpo se hace símbolo en el proceso creador y, la obra metáfora, de la carne. Revive el enigma del cuerpo humano. Para su amigo Francis Bacon: “El fin de la pintura es este, captar para el arte una experiencia en carne viva”. Los críticos de su tiempo definieron su trabajo peyorativamente como el gusto de lo horrible. Freud rompió con la belleza establecida y las modas o corrientes de reciente aparición.

“Standing by the Rags”. Pintura de Lucian Freud, 1988 - 1989. © The Lucian Freud Archive / Bridgeman Images.


La pintura viva


Lucian Freud utilizaba modelos en vivo para sus obras. Muchas de ellas fueron sus amantes. Sin entrar en su vida amorosa y la cantidad de hijos atribuidos, nos importa su obra y nos centramos en cómo todos esos modelos son pintados por el artista. Relevantes como todas sus pinturas, pero se acentúan e impactan más sabiendo la relación con él. Una de las causas de utilizar modelos más cercanos al autor se puede deber a su forma de trabajar. Elegir personas de su entorno le permitía tener una mayor seguridad que no se quedaría parado en el proceso de largas sesiones y el meticuloso y lento hacer de sus obras. Algunas de las mismas duraban hasta doce meses.

La importancia del modelo era vital para Freud que decía que con la sola presencia de la figura a retratar en su estudio la atmósfera cambiaba. A Freud le gustaba captar el paso del tiempo, la singularidad de cada cuerpo, era una búsqueda constante en su proceso creativo hacia su excelencia. Él pintó hasta el mismo día de su muerte a los 88 años de edad.


“Portrait of Leigh Bowery seated”. Pintura de Lucian Freud, 1990. © The Lucian Freud Archive / Bridgeman Images.


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