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El inolvidable Frank Frazetta

La iguana gigante emergía de aquel mar embravecido como si el agua fuera aceite hirviendo, mientras miraba enojado y reticente ante la figura de la mujer. La espuma de mar golpeaba sobre las rocas y la bruja en el alto de la rocalla con un gesto firme e impoluto, hacía romper el oleaje sobre si mismo y crecer las crestas a una altura titánica. La causa de aquel conjuro era ver emerger a los fantásticos habitantes de las profundidades marinas. Su magia robusta como una montaña y su ira en el viento, donde todo parecía una pequeña balsa ante tal poder. Frank Frazetta ilustró en su obra Sea Witch una inspiradora secuencia con calidad cinematográfica y la capacidad narrativa de la mejor literatura para una portada ya mítica de la revista Eerie Sci Fi, en el número 7 de Enero de 1965. Frazetta no es un artista más, el era diferente, su trabajo a inspirado a otros artistas pero sin duda, también ha transcendido en otras modalidades del arte y sus autores, tan variados como genial es la obra del historietista, ilustrador y pintor que se especializó en la ciencia ficción, la fantasía, el terror y la belleza alternativa.

 
Retrato de Frank Frazetta. Ilustración por Manuel De La Fuente / manuelsart.com
 

Su nombre real era Frank Frazzetta, /f r ə z ɛ t ə/, nació en Brooklyn, Nueva York, un 9 de febrero de 1928, en aquella Norteamérica que iba directa a sumergirse en la gran crisis del 29. Frazetta eliminó una de las `z´ en su apellido al principio de su carrera para que su nombre fuera más sencillo de pronunciar y escribir. Su abuelo había llegado desde Italia como topógrafo y su padre era propietario de una joyería. esa solvencia ecómica permitió pagarle al chico los ocho años de estudios en una pequeña escuela privada creada por el pintor realista Michel Falanga. El pequeño dibujante era el único varón en una familia de clase media, junto con tres hermanas, la mayoría de su infancia estuvo rodeado de mujeres, sobre todo pasó mucho tiempo con su abuela, su mayor influencia que no dejo de animarlo en el arte desde que tenía tan sólo dos años. En esta temprana edad empezó a dibujar y a los ocho destacaba en su habilidad y comenzó a llamar la atención de sus profesores. Un artista precoz que aprovechó su madrugador talento con el intenso trabajo a lo largo de su vida artística.


En palabras del propio Frazetta: `Cuando dibujaba algo, ella (la abuela) era la que decía que era maravilloso y me daba un centavo para seguir adelante. A veces no me quedaba nada sobre lo que dibujar salvo papel higiénico. A medida que crecía, comencé a dibujar algunas cosas bastante salvajes para mi edad. Recuerdo que los profesores siempre estaban hipnotizados por lo que hacía, así que era difícil aprender algo de ellos. Así que fui a la escuela de arte cuando era un niño, e incluso allí los profesores estaban alucinando´ - afirmaba el ilustrador.


Por eso con tan solo ocho años de edad, ante la insistencia y recomendación de sus profesores, los padres matriculan a Frazetta en la Brooklyn Academy of Fine Arts, en la que durante ocho años explotó su talento que era de tal magnitud que su principal guía y profesor el artista italiano, Michael Falanga, como tutor artístico y la persona que más confió en las posibilidades plásticas, intentó llevárselo a Europa para proseguir sus estudios. Falanga quería que su pupilo viajase al viejo continente para desarrollar su técnica y estilo estudiando allí bellas artes.

 
`Sea Witch´ Portada para Eerie Sci Fi Magazine N7 de Frank Frazetta, 1965.
 

La vida tiene giros inesperados y Falanga murió en 1944, e hizo imposible que su plan se llevara a cabo. La escuela cerró sus puertas un año después de su muerte. En boca de Frazetta en 1994 sobre su tiempo en esos años de estudio y su trato con el instructor italiano: `Él (Falanga) no me enseñó nada, de verdad. Él venía y veía dónde estaba trabajando, y podía decir: - Muy bien, muy bien. Pero tal vez si hicieras esto o eso -. Pero eso es todo. Nunca tuvimos grandes conversaciones. Hablaba muy mal inglés. Me dejó solo. Aprendí más de mis amigos allí´´ - comentaba el neoyorquino.


Esos años en la academia no fueron en vano, Frazetta aprendió lo esencial en las técnicas clásicas de dibujo y pintura que luego de forma autodidacta logró culminar. Con 16 años el genio de Brooklyn también tuvo sus primeras distracciones, quizás debido a la edad como escribe la artista y editora Arnie Fenner: `En sus años adolescentes, Frazetta se dedicó a sus tres ámbitos de interés: chicas, béisbol y arte. Destacó en deporte, batió varios récords en la escuela secundaria y, finalmente llamó la atención del entrenador de los Giants de Nueva York, un equipo profesional de béisbol. Le ofrecieron un puesto en el equipo de principiantes con posibilidades de pasar a la gran liga después de una temporada, pero él lo rechazó´, afirmaba la autora.


`Espero que mi trabajo haya inspirado a jóvenes artistas. Siempre he tratado de mantener mi libertad como artista y creo que es una de las principales razones por las que he tenido éxito´.
Frank Frazetta.

Desde esta adolescencia, con tan solo esos 16 años, empezó a publicar sus primeros trabajos. Influenciado por artistas como Howard Pyle, o ante las ilustraciones infantiles de Arthur Rackham, incluso el costumbrismo de Norman Rockwell sin olvidar los tres grandes del cómic de la época Harold Foster, E.C. Segar y Milton Caniff. Con estas premisas en 1944 y enamorado del género cómic se publican sus primeras tiras cómicas donde plasma sus dibujos, sus comienzos como ayudante en el estudio de Bernard Baily. Es sabido que en esa época no era una práctica común y ni si quiera una obligación que los ayudantes firmasen su trabajo, así que su nombre solo aparece en dos piezas de lápiz y entintado en Treasure Comics, del 7 de julio de 1946, y mucho después en Captain Kidd Jr., que le abrió camino en la revista Standard Comics de Graham Ingels que según palabras del propio Frazetta: `El primero en la industria del cómic que reconoció mi talento, y me dio trabajo´, recordaba el dibujante de Brooklyn. Estar rodeado de amigos del gremio y en aquel tiempo era tan grande la demanda y la industria del cómic, que fue una consecuencia natural que en 1944 ya empezase a verse envuelto en las tareas propias de esa producción artística.

 
`Tarzan and the ant men´ de Frank Frazetta, 1960.
 

Desde ese momento el neoyorquino se convirtió en una inagotable fuente para crear sin una predilección por los diferentes géneros: western, terror, fantástico, misterio, drama histórico, vida salvaje, celebridades, romance y amor. En esta década de los 50 publica en EC Comics, National Comics y Avon, e hizo series para Magazine Enterprises and National, que es ahora DC Comics, también The Shining Knight dentro de Adventure Comics, historietas de aventuras con ME `White Indian´ con Durango Kid, Manhunt, Blackhawk, más la ilustración para la biografía de Burt Lancaster, además de sus portadas para Famous Funnies del personaje Buck Rogers, y para Dan Barry en ese hit de los años 50 que fue la tira diaria de Flash Gordon. Sin olvidar sus portadas para Ghost Rider que tuvieron un gran éxito, y en 1951 Magazine Enterprises and National dio el visto bueno para que el dibujante creara su propio cómic, Thunda. Sin olvidar que ideaba y producía su propia tira llamada Johnny Comet.


`Cuando era adolescente, sabía que quería ser artista. Era un dibujante de nacimiento y me gustaban todas las formas de arte, así que sabía que eso era lo que quería hacer´.
Frank Frazetta.

Un peso pesado del cómic Alfred Gerald Caplin, más conocido como Al Capp, lo contrató como ayudante en 1953, y Frazetta se dedicó durante ocho años a dibujar Li’l Abne. Él terminó como el ilustrador principal, aunque finalmente, por la creciente tensión y las discusiones internas que fueron en aumento y sobre todo cuando su jefe intentó bajarle el sueldo, se negó a continuar en ese puesto y sin la valoración necesaria en su trabajo. Para salir del paso, obtuvo algunos ingresos colaborando en las revistas de hombres Calcavade, Gent y Dude, pero el horizonte parecía llenarse de nubarrones. Gracias a Harvey Kurtzman, empezó a editar en la revista Playboy un cómic cuyo contenido erótico era atenuado por el humor, Little Annie Fanny. El genial ilustrador aquí empezó a dibujar cuerpos desnudos de una forma asidua, la figura humana, y seguirá haciéndolo para el horror de los censores, por esto en muchas ocasiones para salvar esa censura rodea a los cuerpos de animales y evoca el bíblico jardín del Edén. Fue ese el caso de Golden Girl, 1970, The Tempters o Eve, ambas de 1979. Esta última obra fue además el regalo de San Valentín para su esposa en aquel año. Porque Eleanor fue entre otras muchas cosas la responsable de guardar los originales en un tiempo en el que no se les atribuía ningún valor y gracias a eso hoy se tienen las reproducciones hasta en formato de pósters por todo el mundo.

 
`Golden Girl´ de Frank Frazetta, 1970.
 

Frazetta por aquel entonces dijo que no a Walt Disney, en una clara apuesta por ser libre para crear, sin ataduras de géneros y estilos ya marcados como una regla prefijada. El neoyorquino aseguraba que los ejecutivos de Disney le pusieron sobre su mesa ofertas que le llenaron de orgullo pero que rechazó con el claro objetivo de avanzar trabajando en su propia línea artística, muy centrada en plasmar el bien y el mal con toda la complejidad. Los personajes del autor norteamericano tienen las manos manchadas de sangre, miran directamente a los ojos del mal y casi siempre el bien está marcadamente en desventaja. El espectador intuye que es sólo cuestión de dejar pasar el tiempo, porque claro, en la mayor parte de sus obras se ven los cadáveres de los villanos y los monstruos amontonarse bajo los pies del protagonista. Todo en esta primera época para el dibujante de Brooklyn era un trabajo inicial para su sustento vital, en una eterna espera para que llegasen tiempos mejores. El genio ilustrador con su capacidad expresiva y calidad de dibujo enriqueció el género y lo agrando en sus fronteras canónicas.


En 1956 se casó en Nueva York con Eleanor Kelly, de Massachusetts y tuvieron una gran familia con cuatro hijos: Frank Jr., Billy, Holly y Heidi. Su mujer será hasta el día de su muerte, musa y motor empresarial. Aunque casi se perdió todo después de Flash Gordon y tras trabajar esos años con Al Capp, es cuando cuelga los lápices y pinceles dispuesto a ser una estrella del beisbol. Del arte al deporte, en el mundo del béisbol, pero fracasa y cuando vuelve no encuentra trabajo por estar en la lista negra de Al Capp. Con treinta años no tenía dinero ni para comprar un lapicero. Hay que tener en cuenta que la Segunda Guerra Mundial había vuelto del revés el mercado del género pulp fiction y los hábitos de los consumidores habían cambiado de tal forma que apenas encontraba algunos esporádicos encargos para poder ilustrar ediciones baratas de novelas en la ciudad de New York.

 
Galería de obras artísticas de Frank Frazetta.
 

Como cuando era adolescente, se distrajo con el beisbol y el desliz de nuevo con este deporte vino en mal momento e hizo que en esta ocasión no pudiera resurgir tan pronto. Frank Frazetta no se amilanaba con facilidad, era de los que sacaban pecho en medio de las dificultades. El dramatismo de las portadas que empezó a dibujar, cuando todo parecía perdido, llevaría pronto a generar en las librerías una revolución inesperada. Por eso, más adelante los ejecutivos de las editoriales empezaron a querer comprar cualquiera de sus dibujos pasados, con una cierta seguridad de que escribirían y venderían cualquier historia que estuviese ilustrada por el artista.


No es hasta 1965 y con 37 años cuando vuelve al trono de su profesión, y lo hizo con esa furia de un Conan que él mismo dibujaría más adelante, en ese período del 65 al 73 con Warren Publishing, editora que con sus publicaciones logra un enorme impacto durante estos años 60. Aunque tuvo que empezar de nuevo, Frazetta tiene otra explosión creativa que deja una amplia huella en muchos de los autores de ciencia ficción actuales, es inspiradora en ilustradores como Jeff Jones, Berni Wrightson, Michael Whelan, Don Maitz, Boris Vallejo, todos ellos enamorados del trabajo y obra del genio neoyorquino tan dinámico, dramático, versátil, e inagotable, quienes queriendo o sin querer fueron llevados, inspirados o instruidos en pintar en este estilo Frazetta.


`Cuando se trataba de mi arte, seguí mi propio camino y no seguí las tendencias´.
Frank Frazetta.

Por supuesto, el negocio del cine llamo a su puerta, y entró para quedarse en el mundo de los afiches a raíz de su obra del Beatle Ringo Starr para la contraportada de la revista Mad N90 en octubre de 1964. Sin olvidar que esta ilustración fue la que despertó el interés de la United Artists y convirtió a Frazetta en un renombrado cartelista cinematográfico. Así, el autor norteamericano empezó hacer carteles de películas y llegó a ganar su sueldo anual en una sola tarde con trabajos gráficos en films como ¿Qué tal, Pussycat?, de Clive Donner y Richard Talmadge de 1964, y El baile de los vampiros de Roman Polanski de 1966, o The Gauntlet, (Ruta suicida) con su amigo Clint Eastwood en 1977.

 
`The Gauntlet´ (Ruta suicida) Cartel de Frank Frazetta, 1977.
 

En esa época de mediados de la década de los 60 empezó también a ilustrar libros de bolsillo del género fantástico, espadas y brujería, como fue la legendaria e influyente serie Conan escrita por Robert E. Howard, creando un personaje iconográfico hasta convertirlo en el que todos tenemos ya en mente. Howard fue un autor maldito, no reconocida su obra en vida, como le sucedió a su amigo H.P. Lovecraft. Howard nació en Texas en 1906 y desarrolló bajo la tutela de su madre una afición por la literatura clásica tan grande como fue su dificultad para relacionarse con la gente, de pequeño en el colegio o de adulto en la calle. Más adelante la afición por el culturismo y el boxeo del escritor encaja en su mundo literario con esa visión hostil del exterior sumado a esa sensibilidad y el gusto tan definido en lo que se refería a la literatura. El boxeo y el género western, con el que se ganaba el sueldo, eran entonces tendencia en alza pero donde encontró realmente su rincón en el mundo fue al trabajar como escritor en revistas del género pulp fiction. Gracias a esas historias cortas y ricas en detalles fue por las que conoció a H.P. Lovecraft y el círculo de nóveles escritores que se formó a su alrededor.


`Quiero hacer algo que nadie ha hecho antes que yo. Y quiero hacerlo de tal manera que nadie me olvide por ello´.
Frank Frazetta.
 
`Barbarian´ Conan de Frank Frazetta, 1966
 

Howard tenía treinta años cuando le golpeó la noticia de que su madre, a la que amaba, no se despertaría del coma. Entonces es cuando, dentro de su coche sacó de la guantera un arma y se disparó con ella en la cabeza. Al igual que su preciado amigo H.P. Lovecraft, Robert E. Howard murió sin ver su obra reconocida pero al final logró tener la atención de todo el mundo cuando la editorial Lancer Books contrató a Frank Frazetta para ilustrar la serie de Conan the Adventurer de 1966. Walter Zacharius había sobrevivido a varias batallas como la del desembarco de Normandía cuando fundó con Irwin Stein aquella editorial en New York. El objetivo era reconstruir la historia completa de Conan y el éxito de los primeros números llevó a todos a tener grandes expectativas. Frank Frazetta tenía ya elaborados borradores sobre la muerte y resurrección de Conan cuando le asaltó la idea de que podría pedir un aumento de cien dólares por cada portada. La editorial evitó temporalmente el trato contratando a otros dibujantes como Boris Vallejo pero finalmente volvió a tener que contratar a Frazetta.


En esta década Frazetta consigue reconocimiento mundial y en ese momento de su carrera le ofrecen pagarle el doble de su tarifa habitual por las portadas de los libros de Conan. Un aumento de doscientos dólares por portada. Lancer Books entró en bancarrota años después pero la historia de Conan siguió reportando beneficios a otras editoriales como Donald M. Grant, Bantam o Tor.

 

`Silver Lord ´ (Arriba) y `Snow Giants´ (Abajo) por Frank Frazetta, 1970-80.
 

Esa oferta tan bien remunerada para el ilustrador hizo que trabajase en alcanzar la excelencia artística. Esas portadas se convierten en uno de sus trabajos más admirados. A partir de entonces, cada libro con una cubierta suya se convierte en super ventas. Aún así el dibujante de Nueva York está descontento con la editorial porque se quedan con los originales. Algo que se solventó en 1967 con la propuesta de James Warren, editor de Famous Monsters of Filmland, también quiso reverdecer las glorias de los viejos cómics de horror, y brindó al artista la ocasión de diseñar con libertad para dibujar las portadas de una memorable cabecera, la revista Creepy. Como portadista, también se hizo notar en las demás revistas de Warren: Eerie, Blazing Combat y Vampirella. Así, se produce la explosión artística que le convierte en uno de los ilustradores de fantasía más importantes de todos los tiempos. Recibe el reconocimiento de la crítica y le entregan el World Fantasy Award al mejor artista en esa época.


El secreto de Conan

La semilla de la obra en Conan comienza en los sesenta, que fueron revolucionarios por muchos movimientos artísticos y culturales, entre estos el resurgir por parte de algunas editoriales publicar de nuevo esas viejas novelas de la edad dorada del pulp. Esto permitió a Frazetta ganar dinero como portadista de esas ediciones de bolsillo, impresas en papel barato. En los principios de los sesenta había ilustrado varios libros de Tarzán, de Edgar Rice Burroughs para Canaveral Press, una pequeña editorial, y cuando su amigo Roy Krenkel recibió la propuesta de pintar portadas para las reimpresiones de las obras de Burroughs en la editorial Ace, el genio norteamericano quiso unirse al proyecto.


Al advertir el buen rendimiento de Ace con las novelas de Burroughs que lucían portadas de Frazetta, la editorial Lancer Books quiso repetir la jugada con otro personaje: el bárbaro Conan. Contratado por el doble de dinero de lo que obtenía en Ace, el ilustrador inició su trabajo de inmediato. Es entonces cuando ocurrió lo inesperado, y es que su fabulosa portada para el volumen Conan the Adventurer despertó una inusitada atención por parte de los lectores.


En poco tiempo, los libros de Conan con cubiertas de Frazetta también se convirtieron en éxitos de ventas, como si el contenido literario fuese secundario y lo importante fuese la fantasía original que se concentraba en aquellas portadas. Con guerreros musculados, violentos y de larga cabellera, más hermosas y sensuales mujeres de curvas exuberantes, y escenarios con una mezcla entre la época medieval y la moderna que sólo fue capaz de plasmar él gracias a su mano y talento, e hicieron que sean algunas de las características principales de su obra.


El Conan de Frazetta definió la imagen que todos tenemos de este personaje. Su Conan fue el que inspiró al resto de ilustradores y cineastas para dar con una versión de Conan de pura testosterona y músculo, imagen bien representada por el primer actor que hizo del sangriento guerrero en la gran pantalla, Arnold Schwarzenegger.


`Conan fue el vehículo que permitió a Frazetta desatar su esencia más salvaje. Cuando su primera ilustración de Conan apareció como portada de Conan el aventurero en 1966, el mundo jamás había visto nada igual, ¡ni siquiera de Frazetta!´.
J. David Spurlock.

Al mismo tiempo que creaba las portadas para las reediciones de Howard en su estilo flexible y amplio de recursos, vio cómo triunfaban sus óleos para otra serie de novelas. En este caso, se trataba de un ciclo narrativo debido a Edgar Rice Burroughs: Barsoom, con portadas pintadas por Frazetta entre 1970 y 1972. De ahí en adelante, el artista reflejó en sus obras el doble filo de la aventura, sin atender a las modas, y con esa mezcla característica de peligro, sensualidad, violencia, exotismo y tensión física. A ojos del espectador, era imposible no caer rendido ante semejante propuesta. Su capacidad expresiva y comunicativa llego al máximo exponente para el público, que era incapaz de escapar ante esa belleza alternativa, en esa verdad creada por el genio neoyorquino. Una influencia y estilo que marco un antes y después en la representación del mito, del antihéroe y el protagonista en cualquiera de las manifestaciones artísticas, y sobre todo en el cómic o el cine.

 
`The Brain´ por Frank Frazetta, 1967.
 

En la década de los 80, es reconocido como una leyenda en vida, pero lamentablemente es una época donde comienzan sus problemas de salud. Trabaja hasta que siente un sabor en la boca como él mismo Frazetta describe: `como si hubiera entrado la muerte´, afirmaba. Entonces es cuando descubren un problema en la glándula tiroidea, que en aquella época confunden incluso con locura y no recibe el tratamiento adecuado, y aunque su día a día es cada vez más complejo, durante esa década, los premios le llueven: con tres Chesley, Hugo, Spectrum Grand Master of Fantastic Art Ward, Eisner, e invitaciones a exponer en galerías tradicionales que jamás abrirían su puerta al cómic, incluso consiguiendo su primera exposición en una importante galería de Nueva York.


Con la reputación y la fama los estudios cinematográficos comenzaron a ofrecerle trabajar con su talento en películas de animación. Sin embargo, la mayoría solo le daría participación utilizando su nombre, con el control creativo en manos de otros. Incluso un anuncio basado en su trabajo fue animado por Richard Williams con lápiz graso y pintura mostrado en 1978. Es a principios de la década de 1980 con Ralph Bakshi, que acababa de terminar la versión animada de The Lord of the Rings en 1978, del magistral J. R. R. Tolkien, quién lleva al ilustrador más de un año a California. Allí Frazetta trabajó con Bakshi en el largometraje Fire and Ice, lanzado en 1983. Pese a que los resultados comerciales fueron decepcionantes, la película se convirtió en una obra de culto, admirada por realizadores actuales como Robert Rodríguez, quien llegó a plantearse un remake. El realismo de la animación y el diseño lograron reproducir la obra de arte de Frazetta. Bakshi y él estuvieron muy involucrados en la producción de las secuencias de acción real utilizadas para la animación en rotoscopia de la película, desde las sesiones de casting hasta el rodaje final. Tras el lanzamiento de la película, regresó a sus raíces en la pintura y las ilustraciones.


`Frazetta trasciende la ilustración y la convierte en arte. Ya sé que habrá gente que levantará los ojos al cielo y dirá: «Venga ya. Este tío pinta demonios alados, magos, espadachines y tipos mitológicos». Sí, claro, igual que hicieron Leonardo, Miguel Ángel, Tiepolo, Goya y Picasso. Lo que para algunos es reprochable es el éxito comercial en la cultura de masas. O el sentido de la oportunidad. El gran arte no se ocupa de un tema ya determinado de antemano. El gran arte no teme ningún escenario´.
Rick Berry.

De todas formas, en aquel momento, el arte de Frazetta había alcanzado el súmmum en cotizaciones del mercado artístico, y sus acuarelas, óleos y bocetos a lápiz alcanzaban miles de dólares en subastas y galerías. Por ejemplo, George Lucas y otras celebridades de la época empezaron a adquirir sus cuadros por grandes sumas, pero los críticos establecidos enfrentados con sus trabajo catalogaban sus obras artísticas bajo la etiqueta del kitsch. Porque no podían reconocer que unos cuadros con bárbaros sanguinarios, princesas deslumbrantes y feroces animales llegasen a aparecer en las revistas académicas o en los suplementos culturales del negocio. Aún así, de 1998 a 1999, Quantum Cat Entertainment publicó la revista Frank Frazetta Fantasy Illustrated, con portada y algunas de las ilustraciones del genio de Brooklyn.

 
`Death Dealer´ de Frank Frazetta, 1973.
 

Por desgracia, la afección en la glándula tiroides reduce cruelmente la salud del artista, quien poco a poco perdió el vigor pasado. Ese deterioro físico se plasmó en el documental Frazetta: Painting With Fire de 2003, en cuyo metraje quedaba registrado que el artista sufría y mucho. Con todo ese sufrimiento, se destapa el espíritu luchador que resurge de este italoamericano como ave fénix y mantiene su confianza, incluso en ese momento terrible en el que incapacitado de su brazo derecho, paralizado por la enfermedad y sin tono muscular, se vio forzado a pintar y aprendió con la mano izquierda. En esas alturas de su carrera, tenía garantizada la inmortalidad pero el demostró quien era.


Igualmente, sus ilustraciones han llegado a inspirar incluso portadas de Stephen King, pues su ilustrador, Bernie Wrightson era un gran admirador de Frazetta, como también se puede comprobar en sus trabajos del mundo del cómic como Batman y The Punisher. Wrightson también realizó trabajos en el cine con Spiderman y los Cazafantasmas, en esta última película es donde podemos ver la curiosa escena donde Sigourney Weaver es poseída por un espíritu ancestral, una escenografía sensual y fantástica inspirada y en homenaje por completo a Frank Frazetta. E incluso en series de dibujos animados como Master of the universe, con su persónaje protagonista He-man.


La lista de cada obra artística que le debe al genial ilustrador parte de su éxito es eterna como su trabajo, enumerar todo sería un proceso interminable. Es por eso que Frank Frazetta fue, es y será siempre una leyenda. Incluso tras su muerte, su visión del mundo fantástico y su imaginación atrapan a las mentes de creadores, artistas y espectadores de hoy y mañana. Estas y otras ilustraciones míticas de Frazetta están agrupadas en un dos destacados volúmenes, en: El arte fantástico de Frazetta y más actual con la editorial Taschen en The Fantastic Worlds of Frank Frazetta. Muestran los años de mayor esplendor y consolidación en su labor artística que suceden entre las ya citadas décadas, de 1963 a 1996 y se expande aún más allá. Un largo periodo que como antología no ignora su interpretación y creación de los personajes en series de Conan el conquistador, King Kong, Mad Max, Tyrannosaurus Rex, El demonio de la cueva, Ogro del pantano, Vampirella, y las versiones de la aterradora La dama de la guadaña.

 
`Death Merchant´ de Frank Frazetta, 1990.
 

Frazetta es un artista de la cultura popular con una repercusión que ha derribado los cánones establecidos por los intereses de la época. En este sentido, fue un creador que durante toda su trayectoria se reveló ante los constructos de la establecida crítica de arte de la época. Pasaron años y trabajos del genio neoyorquino que a la fuerza, por calidad y repercusión, los críticos empezarían a valorar como se merecía su labor. El ilustrador inolvidable había trabajado con sus óleos, acuarelas y lápices en géneros muy variados, de la fantasía, la ciencia ficción, el misterio, el terror, o el drama.


La pregunta es si el hecho de que Frank Frazetta ilustrase fantasías tan amplias como las que llevan la autoría de Robert E. Howard o Edgar Rice Burroughs ponía a la defensiva a la crítica, sus obras dinámicas, carnales y exuberantes eran otra cosa, algo nunca visto y difícil de catalogar por nuevo y original, e incluso tan extraño que hacer alguna declaración era también primigenia y sin crítica anterior formada y, que fundaría una base de opinión, es decir, el crítico también iba a ser un estandarte con su declaración, y quizás algo que no convenía defender en público por desconocimiento a su repercusión por mucho que se disfrutara privadamente. A lo mejor por incapacidad de ser objetivos, por intereses establecidos de estos críticos y medios de comunicación. Porque acercarse al arte de Frazetta limpios de prejuicios, es la forma correcta, así prevalece su calidad incontestable, sus cualidades como artista expresadas en sus obras, donde era cuestión de tiempo que mereciesen la comprensión y el elogio que aún hoy se les niega en determinados círculos del mundo del arte. Sin duda, bien hecho está que las futuras generaciones descubran la magia de este virtuoso a través de portadas de libros y discos, en pósters, carteles o en las ilustraciones de revistas y saber que su inspiración y legado alcanza hasta nuestros días.


`Bueno o malo, lo único que puedo decir sobre mi arte es que, si puedo citar a Sinatra, lo hice a mi manera´.
Frank Frazetta.

El ilustrador Frank Frazetta forma hoy parte, en el citado anteriormente, del catálogo de Taschen en esta reciente publicación integral de su obra y es reconocido como uno de los artistas más influyentes de los últimos cincuenta años. Por ejemplo, el precio del original Egyptian Queen, que inspiró al personaje de Princesa Leia en Star Wars e ilustra la portada de la reciente colección de Vanguard, batió con sus 5,400,000 de dólares el récord en obras de su género durante la subasta de Heritage Auctions de Chicago en 2019.

 
`Egyptian Queen´ de Frank Frazetta, 1969.
 

El mismo Quentin Tarantino, el nombrado George Lucas o Peter Jackson, todos se inspiraron en el trabajo del ilustrador para dar forma en sus guiones a elementos importantes dentro de sus obras. Frank Frazetta ha inspirado muchas de las ideas que conforman obras del cine e ilustró infinidad de historias como las de Tarzán, El Señor de los Anillos o Vampirella, y ya fuese en formato de cómic, en película o en un vinilo de música. Quizás para la mass media es especialmente conocido sus ilustraciones sobre Conan, la ahora clásica historia que dio nombre a todo un movimiento literario llamado Sword & Sorcery. Un legado que influye en todas las venideras obras artísticas para la representación del héroe o protagonista para este género, e incluso en otros. El origen de este estilo que está repleto de pillaje, espadas, hechicería y sexo se encuentra ya en la pareja de pícaros Rinconete y Cortadillo, escrita por Miguel de Cervantes en la Sevilla del Siglo XVI. En este magnífico relato es donde nace el género, en él se descubre que debido a el oro y productos valiosos de América que desembarcaba allí despertaba entonces la atención de todo el viejo mundo y aumentaba por eso la corrupción de forma singular en todas las clases sociales, y las mafias o grupos organizados de ladrones tienen su origen en ese momento.


En el mundo de la música, las pinturas e ilustraciones de Frazetta han sido utilizadas por varios artistas como portada de sus álbumes. Los primeros tres álbumes de Molly Hatchet incluyen las ilustraciones The Death Dealer, Dark Kingdom y Berserker, respectivamente. El segundo álbum de Dust , titulado Hard Attack , incluye la obra Snow Giants. La banda Nazareth usó el trabajo artístico titulado The Brain para su álbum Expect No Mercy de 1977. El grupo Wolfmother en el 2006 en su disco de nombre homónimo utilizó la pintura Sea Witch como portada y elemento principal del diseño del disco. Como curiosidad, Kirk Hammett en 2009, guitarrista principal de Metallica, compró la portada de Frazetta para la reedición en rústica de Conan the Conqueror de Robert E. Howard por 1 millón de dólares.


A principios de la década de 1980, Frazetta creó una galería con el nombre de Frazetta's Fantasy Corner, estaba en los pisos superiores de un antiguo edificio masónico en la esquina de las calles South Courtland y Washington en East Stroudsburg, en Pensilvania . Este edificio también albergaba un museo de arte Frazetta donde exhibía tanto su propia obra como en una galería contigua la de otros artistas. Por 2009, Frazetta vivía en una finca en las montañas Pocono de Pensilvania, y allí tiene aún un museo que está abierto al público. En ese año lamentablemente el 17 de julio de 2009, su esposa y socia comercial, Eleanor Frazetta, murió después de una batalla de un año contra el cáncer.

 
`Autoretrato´ por Frank Frazetta, 1962.
 

A menudo es conocido coloquialmente como el padrino del arte fantástico y uno de los ilustradores más reconocidos del siglo XX. Pero sin duda que su mayor labor fue elevar a arte el llamado arte menor; la ilustración, el dibujo. El artista de Brooklyn llevo al trono que se merece la ilustración, el cómic o la novela gráfica, su trato fue de la excelencia como el de un arte mayor y la independizó de las otras modalidades artísticas, haciéndola válida por si misma. En una independencia que permite hablar hoy de la ilustración como un arte superior donde no importa el género, si no la calidad de la obra, la capacidad expresiva y la técnica bien ejecutada. El oficio elevado por el artista por encima de modas, que el soporte no definiese a la obra gráfica sino las cualidades de la misma, siempre peleando con los críticos y su falsa sabiduría establecida de la época. El tiempo pone a cada uno en su sitio y así hizo con el trabajo artístico del genio neoyorquino. Debido a la enfermedad perdimos un mayor tiempo para disfrutar de nuevas obras del ilustrador. Solo un genio como él puede lograr vencer a la enfermedad y al tiempo. Finalmente fallece un 10 de mayo de 2010 en Fort Myers, Lee, en Florida por un derrame cerebral con 82 años de edad.


Fran Frazetta fue incluido en el Salón de la Fama del cómic Will Eisner de la industria del cómic en 1995, el Salón de la Fama Jack Kirby en 1999 y el Salón de la Fama de la Sociedad de Ilustradores en 1998. En 2001, fue premiado con un premio Life Achievement Award de la World Fantasy Convention y en 2014, Frazetta fue incluido en el Salón de la Fama de la Ciencia Ficción, y en 2016 en el Salón de la Fama de la Portada del Álbum.


Copyright de las ilustraciones ©Herederos de Frank Frazetta. Reservados todos los derechos.

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