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Antonio López: "El arte es muy complicado"

Amanece, la luz que despierta la ciudad es de tono cálido, pero el ambiente es frío por la incipiente marcha de una noche de agosto. Antonio López García (1936) pintó cinco veranos consecutivos la Gran Vía de Madrid, in situ, desde 1975 hasta 1980. Es el retrato silencioso de una calle bulliciosa, como un paisaje solitario para una de las vías más concurridas de la capital. #antoniolópez

 

Retrato de Antonio López. Ilustración por Manuel De La Fuente / manuelsart.com


La vida de Antonio López (Tomelloso, 1936), comienza a la par con el periodo de la Guerra Civil Española. Era el hijo mayor de unos humildes labradores que inculcaron en él la responsabilidad, el esfuerzo y la honradez en el trabajo. Su dedicación por el dibujo desde una temprana edad, más la influencia de su tío el pintor Antonio López Torres, hicieron que viera claro el camino a tomar. La pintura y la escultura fueron su obsesión para alcanzar el control de la técnica con la que poder expresarse y vivir de su trabajo. En 1949 se va a Madrid para estudiar en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, en la que forma parte de la “Escuela Madrileña”. En 1955 termina sus estudios y logra una beca del Ministerio de Educación que le permite viajar a Italia y conocer de primera mano a los grandes maestros del Renacimiento.


El meticuloso trabajo de Antonio López es el ejemplo de la persistencia en la búsqueda por hacer bien el trabajo. Para el pintor una obra nunca se acaba, sino que se llega al límite de las propias posibilidades, es su modo de hacer y su proceso creativo en el tema a pintar. Representa el arte lento, sus obras se desarrollan durante años e incluso décadas, una ejecución precisa, pausada, toda pincelada tiene importancia. Plasma su realidad, su verdad, con temas cotidianos, que parecen sencillos pero están llenos de complejidad cuando se observan de cerca y se analizan.

Las obras que ha generado Antonio López durante su trayectoria profesional tienen un carácter independiente sobre los periodos artísticos que han ido surgiendo desde que comenzó a crear; un panorama artístico internacional construido en la abstracción o el informalismo.

El pintor ha sido premiado con numerosos galardones, a destacar el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1985, o los Doctor honoris causa de las Universidades de Navarra o Murcia, o la Medalla De Oro de la ciudad de Madrid, entre otros grandes títulos. Desde la primera exposición que celebró en Tomelloso en 1951 hasta la última muestra que le han hecho en la Comunidad de Madrid en una exposición homenaje, el maestro siempre tuvo un denominador común, la verdad de su obra en el tiempo que vive. Como Antonio López define: “Hacer bien el trabajo”.


"Antonio López García". Fuente: Flickr, Universidad de Navarra, 2018.


HUMANA magazine: Durante su periodo de formación artística en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando a principios de 1950 en Madrid, buscaba su lenguaje. ¿Cómo definiría su obra en esos primeros momentos? ¿Qué se refleja en ella?

Antonio López: En esos cinco años de estudio en Bellas Artes, del principio al final hay mucha diferencia. Siendo un chico de Tomelloso, muy joven y muy ignorante, no sabía absolutamente nada. Me limitaba a copiar el modelo que me ponían, allí había siempre en la clase de pintura y de dibujo unos modelos sobre los que trabajabas. En pintura, bodegones, naturalezas muertas, y en el curso primero en clase de dibujo, dibujo de estatua. Luego en los siguientes cursos eran ya modelos al natural, eran hombres y mujeres.

Poco a poco fui viendo como la cosa era más compleja de lo que al principio pensaba. No era sólo cuestión de copiar, sino que había que tener un sentimiento de las cosas, y se complicó mucho, como debe de ser. Entonces hubo un arco, con un principio y una continuación y un final, que yo ya intuía que era la creación de la pintura y en qué consistía.

H.M.: ¿Para usted lo más importante es la función de comunicar con su mensaje?


A.L.: Sí, yo fui poco a poco, pasando desde una copia mecánica como más o menos solía ocurrir entonces. Empezamos siendo muy ignorantes de todo lo que había pasado, no sabíamos nada de la historia del arte, ni del antiguo ni el de nuestra época tampoco lo conocíamos. Copiamos de una manera mecánica las cosas, lo mejor posible, yo tenía facilidad para hacerlo. Luego después, al segundo año y al tercer año de los estudios me di cuenta de que había que interpretar. Un trabajo tenía que tener un contenido emocional. Todo eso de una manera muy confusa lo vas presintiendo que tiene que ser así, para que sea una creación, para que tenga un valor como arte. No como una representación puramente mecánica de las cosas.


Entonces eso me costó, primero hablar con gente que sabía más que yo, ver poco a poco que existía un Picasso, el arte moderno que llegaba con muchísima dificultad. Había forma de llegar a través de algunos libros que nos leíamos en la biblioteca de la escuela, o la gente que sabía más nos hablaba y nos alertaba de que la cosa era más complicada que copiar mecánicamente. Ese fue el recorrido que yo hice, y que hicimos todos más o menos.


“El arte tiene que comunicar.” — Antonio López

H.M.: El arte se ha visto dificultado en muchas ocasiones por una concepción deformadora, ¿afectó entonces a su obra y trabajo, incluso a su evolución profesional esta concepción cortada por fragmentos, que se estaba imponiendo?

A.L.: El arte es muy complicado. Yo no sé como es el arte para los que estudian historia del arte, pero para los que lo hacen es muy complicado. Lo ha sido siempre, muy complicado. Hay mucha gente que se pierde y poca gente que verdaderamente consiga algo que merezca la pena, que resista al tiempo, que sea interesante, son los pintores y artistas que construyen el arte. Es muy complicado. Yo pienso que es así, y lo dice Truman Capote: “escribir es muy complicado”. Es que es muy complicado escribir bien.


Hacer algo que merezca la pena es muy difícil, es una cosa excepcionalmente extraña, rara, y hay muy poca gente que lo consiga. Es muy complicado. Entonces es un camino que tienes que hacer desde el comienzo, como todos los caminos, y si tienes talento y suerte y paciencia y vives lo suficiente, pues puedes llegar a conseguir cosas que pueden resultar interesantes para los demás. ¿Cómo se consigue eso? Hay gente que lo consigue muy rápido y otra que tarda muchísimos años en hacerse con un lenguaje interesante.

"Antonio López junto a sus obras de escultura". Fuente: Flickr, Fundación Bancaja, 2020.


H.M.: ¿El artista no debe olvidarse de “comunicar”?


A.L.: El arte tiene que comunicar. Si tú ves una pintura mala te está comunicando cosas muy negativas de la persona que ha hecho eso. La pintura siempre comunica cosas, como las personas. La peor persona del mundo, la más basta, la más desagradable, está comunicando también. Pero eso que te comunica no te vale, no quieres verlo. Entonces buscas siempre cosas que te valgan a ti, que sean interesantes, que sean emocionantes y que tengan un valor. Un valor de altura. Comunicar, todo comunica.

H.M.: En la pintura actual, ¿el problema puede ser que el público se halla alejado del arte porque no lo entiende, porque su lenguaje y contenido es cerrado y complejo, porque no le vale?

A.L.: Hay mucha gente muy distinta que contempla, hay gente que lo que le gusta son The Beatles y otra lo que le gusta es Handel. Y otra gente que le gusta Manolo Escobar. Depende de la inteligencia y de la educación. Hay gente que sabe y gente que no sabe. El arte yo pienso que todos lo necesitamos. La pintura, la música, y la arquitectura necesitamos esa forma de expresión para vivir. Lo mismo que hay malos pintores hay malos contempladores, hay gente que no sabe nada y se equivoca siempre cuando contempla, no sabe distinguir lo bueno de lo malo.

Son dos familias, unas que tienen la capacidad para hacerlo y también para verlo y otra que está negada para eso. Pero quizás hay un arte que les gusta, le gusta Lola Flores o le gusta otra música, si hablo de la música. En la pintura no hay pintura popular, entonces solo hay una pintura mala, pintura fácil. En un bodegón en el que se ven muy bien las calidades, pues la gente que no sabe lo que le gusta, disfruta la figuración. Cierta figuración. En la que sean las cosas iguales que la realidad, que parezcan a una fotografía, y no les sacas de ahí.


“ La pintura es un oficio que debe tener un valor que permita vivir a los pintores de su trabajo” — Antonio López

Luego hay gente que está educada, que ha aprendido mucho, que va a las facultades pero está completamente contaminada de una serie de teorías que le impiden ver de verdad lo que pasa. No se trata muchas veces de saber, sino que tienes que tener tu capacidad de discernimiento y de selección de las cosas que van llegando a ti porque si no quedas envenenado.

Es como la persona que se alimenta mal y tiene muchas enfermedades. Pues eso pasa también en el arte y los contempladores.

El arte tiene muchas formas de ver, pero es una forma de conocimiento, es como la medicina o como todo. Como la propia vida, hay gente que no se entera de nada y gente que sabe mucho que te puede aconsejar y saben detectar las cosas de la vida. Hay gente que no sabe nada, que ve un rostro y no sabe leer en el rostro. Incluso leen las palabras y le engañan. ¿Por qué hay tan malos políticos? Porque la gente se engaña.


"Día". Escultura de © Antonio López. Fuente: Flickr, Sneakerdog, 2018.

H.M.: Existen muchas formas de ver el arte, por ejemplo, como elemento transformador de la sociedad, pero también como producto de consumo. ¿Qué opina al respecto?


A.L.: La pintura es un oficio, debe de valer y los pintores vivir de la pintura. No hay una pintura para valer y una pintura pura. La pintura puede ser pura y a la vez te puede valer. Velázquez vivió de la pintura y Picasso también. Todos esos pintores grandes que están en la historia vivieron de su arte.

H.M.: ¿Entonces no existe el arte como puramente consumo? ¿Como tampoco existiría el arte totalmente puro?

A.L.: Claro que existe el arte como consumo, el arte malo si lo consume gente buena, que sabe, si la gente viaja a Egipto para ver las obras de allí, va a Grecia, lee a Fiodor Dostoyevski, a León Tolstói, pues están consumiendo. Eso es consumir.


La gente que va a ver a Velázquez es una cosa que necesita. Se puede hablar de consumir cosas interesantes y buenas. Se habla del arte de consumo refiriéndose al arte menor, el arte malo, pero no tenía que decirse así. Tiene que explicarse un poco.

El buen arte es como si un pescadero tiene los pescados buenos pero no los vende. Ver el pescado que huele mal es más fácil que ver la pintura que huele mal. Ver la mala producción en el arte es a veces muy difícil.

“El hecho de hacer abstracto ahora mismo está al alcance de cualquiera.” — Antonio López

Además, a los artistas nos juzgan todo el tiempo los que no saben y los que saben mal, nos “trizan” constantemente y acabas muy solo, tratando de ver dentro de ti qué es lo verdadero, cómo son las cosas, en un juicio muy personal. Incluso dentro de los que saben si te quieres ayudar de los demás vas a encontrar opiniones muy distintas, porque los que no saben no cuentan. Tú nunca vas a preguntar a una persona que no sabe. Vas a preguntar a una persona que sabe. Pero dentro de los que saben hay gente que te va desorientar, y gente que te hace pintor.


"Noche" Escultura de © Antonio López. Fuente: Flickr, Sneakerdog, 2018.


H.M.: ¿Qué es arte? ¿Lo decide el tiempo? ¿Su transcurso, el discurrir de una obra por el tiempo, por encima de las modas y por la influencia en otros artistas?


A.L.: Hay gente que tiene la suerte de conectar con su tiempo y gente que no. No es necesario que el tiempo decida, hay veces que se sabe muy pronto. Miguel Ángel causó mucha admiración desde sus comienzos, y Velázquez también. No siempre, si estás en un sitio totalmente inadecuado de gente muy tosca, muy torpe e ignorante, tienes que salir corriendo de allí e irte a otro sitio. Claro, al igual que la gente coge una patera y se marcha a donde sea, hay que encontrar el trabajo. Porque el trabajo está donde la gente te va a comprender, no sólo para elegir sino para poder seguir trabajando. Todo es muy complejo, tú enseñas un cuadro de Bacon en la calle a una persona y te lo tira a la cara. Hace falta saber. En el arte moderno, el arte que estamos haciendo ahora mismo, hace falta que el espectador sepa mirar, si no, tienes que marcharte.

H.M.: ¿Qué es lo más complejo de su proceso creativo?

A.L.: No hay mucha diferencia entre un proceso creativo u otro. Cada cual tiene su forma, no es lo mismo pintar como Lucian Freud, que necesita al modelo muchas veces y mucho tiempo, que Tapies, que puede hacer en una tarde el cuadro y no necesita modelo y trabaja con mayor libertad. ¿Es mejor lo de Tapies que lo de Freud? Pues a lo mejor no o a lo mejor sí. ¿Cómo se puede saber eso? ¿Cómo se mide? Los dos son buenos.

Hay que aprender a ver en este momento cómo cosas muy distintas pueden ser buenas y si son buenas. Son muy distintas, pero son buenas las dos y conviven. No hay un lenguaje único en este momento. Sí tienen en común su inteligencia, enfocada hacia la creación del arte. Ahí ya podemos hablar de otros tipos de inteligencia, gente muy inteligente para hacer dinero.


“En el arte como en la vida misma, al final el artista es un ser humano como cualquier otro, los hay retorcidos y los hay buenos.” — Antonio López

H.M.: ¿La búsqueda de la belleza y la verdad también debe ser un principio para enriquecer el lenguaje visual del artista en sus obras?

A.L.: Verdad tiene que tenerla siempre. Pero no sabemos muy bien que es la verdad porque no suena un pitido cada vez que hay una verdad en el arte. No suena una campanilla y lo tienes que ver tú. No todo el mundo lo sabe ver. Tu pones un Velázquez delante de alguien que no sabe mirar y no le dice nada. Se habla de que el arte debe ser contemplado por alguien que sepa mirar. Que podemos decir, no hay ningún aparato que mida el valor en el arte. Lo miden las personas que lo contemplan. Si saben aciertan, si no saben pues no aciertan.

H.M: ¿No depende del lenguaje del artista?

A.L.: Yo creo que no. De todas maneras hay un arte más fácil y un arte más difícil. Ver una escultura griega es a lo mejor más fácil que ver una escultura de Chillida.

H.M.: Por ejemplo ver una escultura suya de la figura humana.


A.L.: Por ejemplo una escultura mía, ¿que la mía es mejor? Pues a lo mejor no. Pero esa persona entiende mejor lo mío, tiene una puerta para entrar y contemplarla y en la otra le hace falta una cultura. Esa cultura es necesaria para todo, también para ver a Velázquez. Porque no se puede entender el arte y darle valor sencillamente porque es parecido al mundo real. Eso no puede ser.

El realismo tiene que tener un contenido emocional. Tampoco el que entrega un hierro a otro es un genio, está inventando y todo el mundo puede hacerlo si quiere. La abstracción tiene mucho valor en la gente que la inventó la que está en este momento usando como lenguaje hay que ver si es bueno lo que hacen o no. Pero el hecho de hacer abstracto ahora mismo está al alcance de cualquiera.

H.M.: El realismo, el surrealismo, el simbolismo, la figuración... ¿puede tener el lenguaje más claro en su mensaje y a la vez ser más complejo y conceptual en su comprensión?

A.L.: Sí, es más fácil, pero dentro del realismo hay gente que lo hace más fácil porque coge una foto y la copia. Hace todo el detalle y piensas que es el mejor de todos y no es verdad. Pero si no se sabe es que no hay que seguir hablando. Porque a mí saber lo que sé me ha costado desde los 13 años a los 84, fíjate si no me ha costado. Es un esfuerzo de aprendizaje, como aprender un idioma. Es como aprender chino, ¿es fácil o difícil? Pues tienes que hacerlo. Hay gente que nunca sabrá porque no tiene inteligencia suficiente.

Los mismo que hay malos pintores con 80 años hay malos espectadores que han estado en La Sorbona y han visto todo tipo de ferias de arte y no saben. Lo confunden todo. Es difícil, sí. No hay una fórmula, yo te digo una cosa y si hablas con Gordillo te va a decir algo parecido. Pero sobre todo la gente que está en el mundo de la teoría lo tiene todo demasiado claro.


“El artista lo es voluntariamente como es el sacerdote, se es porque te gusta.” — Antonio López

H.M.: ¿Qué significa para usted y para su obra la figura humana, el retrato?

A.L.: Siendo figurativo si no trabajas con la figura humana, trabajas con las vacas, o con el paisaje, tiene que tener un punto de partida que tiene que ver con la vida. El tema principal del pintor figurativo es la figura humana, el ser humano. A mí me gusta el ser humano, hay otros que no les gusta el ser humano como tema. Giorgio Morandi prefería tener unos cacharritos, colocarlos y pintarlos, pintar muy poca figura humana. A Lucian Freud le gusta mucho la figura humana, ¿es mejor uno que otro? Son contemporáneos.


Al ser un pintor figurativo no hay muchos temas. Está relativamente reducido. Pero lo que pasa es que la figura humana puedes ponerla de muchas maneras. Aunque no deja de ser lo que es, una figura humana.


"Antonio López García". Fuente: Flickr, Universidad de Navarra, 2012.


H.M.: ¿En las obras que trabaja en la actualidad sigue queriendo expresar todo lo hablado, la verdad, la belleza y busca la perfección?

A.L.: Me gusta hacerlo bien. No es la perfección. Es hacerlo bien. Decidir hacer bien un trabajo. Perfecto es otra cosa. Es coger el camino honesto y honrado, que es el que te corresponde. Pero todas son palabras, me da igual que digas excelencia en el trabajo, yo lo llamaría un buen trabajo. Como el buen carpintero que hace un buen trabajo.

H.M.: ¿Falta luz en el arte?


A.L.: Como ahora o en la época del medievo hay pintores luminosos y oscuros. Por ejemplo Angelico es luminoso y Caravaggio es oscuro. Hay gente luminosa, gente buena, gente que no te va a pegar, ni regañar, que te va ayudar. En el arte como en la vida misma, al final el artista es un ser humano como cualquier otro, los hay retorcidos y los hay buenos.


H.M.: ¿Para usted la naturaleza es la máxima expresión del arte, incluso cuando pinta el centro de la ciudad de Madrid? ¿Qué quiere expresar con las flores que pinta?


A.L.: La naturaleza es buena para todos. Madrid no se ha hecho para que yo lo pinte. La gente ha necesitado casas para vivir y ha venido aquí a este lugar a vivir porque se sobrevive mejor. La naturaleza es vital para todos. Necesitamos comer igual, todo lo que necesita una persona menos artista lo necesita la persona más artista. El amor a la naturaleza a lo mejor lo tiene más un campesino que un artista.


Quizás la belleza de las flores que pinto también puede estar en las cosas que no son tan bonitas de mirar. Yo he pintado cuartos de baño, y cuando los pintaba mucha gente pensaba que no era un tema bonito. A mí sí me lo parecía. No hay temas bonitos o temas feos, temas que sean interesantes de por sí o sin interés.


“ Hay muy malos profesores ahora mismo en la educación del arte. Gente que no tendría que estar, pero que están.” — Antonio López

H.M.: ¿En las instituciones educativas debería existir mayor prioridad en la formación artística, o en no anular al ser creativo? ¿Qué problemas puede ver?


A.L.: Hay buenos maestros y malos maestros. Como hay buenos médicos o malos médicos. Mucha gente que está metida en la enseñanza no son buenos. Como mucha gente que está metida en la política no son buenos. No son los mejores. A lo mejor no quieren estar ahí y prefieren estar haciendo otra labor. Entonces en la enseñanza hay gente con talento para enseñar y otros que no, que son muy brutos para enseñar. Manejan todo el tiempo tópicos, lugares comunes, son un desastre como profesores. En el arte más, porque en las matemáticas un mal profesor se descubre a la media hora, o en un cuarto de hora o incluso en cinco minutos. Pero en la pintura una persona con mucho cuento, con labia, y mucha pose pues lo descubriría una persona muy inteligente. Pero un político o política pues le da el pego y les engañan. Hay muy malos profesores ahora mismo en la educación del arte. Gente que no tendría que estar, pero que están.

H.M.: En los talleres en los que aporta su saber ¿qué conocimientos y bases más importantes quiere transmitir a los colegas pintores?

A.L.: No voy a enseñar ni a aprender, voy a estar con ellos. Una vez allí pues aprendes o desaprendes, o enseñas o no enseñas. Pero tiene que ser una cosa que no lo haces por dinero, lo haces porque te gusta. Te gusta esa comunicación con otras personas. Si tienes cosas que decir y eres inteligente pues de algo le servirá a la persona que ha ido. Si esa persona es interesante algo te dirá a ti interesante también y te valdrá. Te tiene que valer también a ti, al que da el taller le tiene que valer. Si todo es para la otra persona no vale. Tiene que haber una compensación para la persona que va allí a dirigir el taller. Si va un ceporro o una ceporra, entran ganas de irte.


H.M.: ¿Crear para usted es curar pero también dolor, o nada de eso?


A.L.: Es una cosa que se ha elegido voluntariamente. Te gusta. En principio te gusta, luego hay problemas. Es como tener hijos, al principio te gustan y luego pues te sales corriendo. No quieres criarlos, hay de todo. El artista lo es voluntariamente como es el sacerdote, se es porque te gusta. Y cuando no le guste lo que tiene que hacer es dejarlo.

H.M.: ¿Las personas están perdidas, no tienen referentes?


A.L.: Hay gente que es muy tonta, que se puede hacer con los tontos. Depende todo de la inteligencia, hay gente que le dices media palabra y da dos pasos adelante. Hay gente que por mucho que le digas, siempre será tonto. Hablamos del arte, gente con sensibilidad para el tema. Aunque tengan poca cultura, hacen cosas muy interesantes.

H.M.: Para finalizar, las nuevas tecnologías nos traen nuevas técnicas como la pintura digital. También hay que agradecer que con ella vuelve a renacer el interés por el arte realista, figurativo y la búsqueda de la perfección y la belleza hacia la verdad. ¿Qué piensa usted de la pintura digital y qué cree que pensarían los maestros de la pintura como Velázquez o Goya?


A.L.: Está muy bien, es como si dices que hay una medicina para el SIDA, el que no tenga SIDA ¿por qué tiene que tomarla? Está bien que exista todo eso para el que lo necesite. Hay gente que necesita la fotografía, que necesita el vídeo, que necesita todas las cosas que han surgido en estos años, si no, no puede valerse. Más otra gente que no lo necesita tanto. Pero de momento siempre viene bien. No es una obligación usarlo. Tiene utilidad para quien lo necesita.

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